¡Tienes un pájaro en la cabeza!

Geraldo es cuidadoso. Cerdita no lo es.
Cerdita no puede evitar sonreír. Geraldo sí puede.
Geraldo se preocupa para que Cerdita no tenga que hacerlo.

Geraldo y Cerdita son mejores amigos.

En ¡Tienes un pájaro en la cabeza! Geraldo descubre que hay algo peor que tener un pájaro en la cabeza: ¡tener dos pájaros! ¿Podrá Cerdita ayudar a su mejor amigo?

¡Un tipo grande se llevó mi pelota!

Geraldo es cuidadoso. Cerdita no lo es.
Cerdita no puede evitar sonreír. Geraldo sí puede.
Geraldo se preocupa para que Cerdita no tenga que hacerlo.

Geraldo y Cerdita son mejores amigos.

En ¡Un tipo grande se llevó mi pelota! cuando un tipo grande se lleva su pelota, Cerdita está devastada. Geraldo también es grande . . . pero ¿lo suficiente como para ayudar a su mejor amiga?

¿Debo compartir mi helado?

Geraldo es cuidadoso. Cerdita no lo es.
Cerdita no puede evitar sonreír. Geraldo sí puede.
Geraldo se preocupa para que Cerdita no tenga que hacerlo.

Geraldo y Cerdita son mejores amigos.

En ¿Debo compartir mi helado? Geraldo tiene que hacer una gran decisión. Pero ¿la hará a tiempo?

¡Esperar no es facil!

Geraldo es cuidadoso. Cerdita no lo es.
Cerdita no puede evitar sonreír. Geraldo sí puede.
Geraldo se preocupa para que Cerdita no tenga que hacerlo. 

Geraldo y Cerdita son mejores amigos.

En ¡Esperar no es fácil! Cerdita tiene una sorpresa para Geraldo. ¡Una gran sorpresa! ¿Será Geraldo capaz de esperar por una sorpresa?

¡Estamos en un libro!

Geraldo es cuidadoso. Cerdita no lo es.
Cerdita no puede evitar sonreír. Geraldo sí puede.
Geraldo se preocupa para que Cerdita no tenga que hacerlo.

Geraldo y Cerdita son mejores amigos.

En ¡Estamos en un libro! Geraldo y Cerdita descubren el placer de que los lean. Pero ¡¿qué va a pasar cuando se acabe el libro?!

¡Hoy volaré!

Geraldo es cuidadoso. Cerdita no lo es.
Cerdita no puede evitar sonreír. Geraldo sí puede.
Geraldo se preocupa para que Cerdita no tenga que hacerlo.

Geraldo y Cerdita son mejores amigos.

En ¡Hoy volaré! Cerdita quiere volar. Pero Geraldo sabe que no puede—o ¿sí puede?

¡No dejes que la Paloma conduzca el autobus!

Un libro al que por fin, ¡le puedes decir “no”!

Cuando el conductor del autobús se toma un descanso en su recorrido, un sorprendente voluntario aparece para ocupar su lugar… ¡una paloma! Tú nunca has conocido a alguien igual. Mientras la Paloma implora, adula, y suplica a lo largo de las páginas del libro, a los niños les encantará poder contestarle y decidir su destino.

El libro de Mo Willems, galardonado con el premio de Honor Caldecott, en su debut de libro ilustrado más vendido del New York Times, está disponible en español para ser disfrutado por un nuevo grupo de niños.